David Fernández: "no vamos a pedir permiso para ser libres ni al Estado ni a Podemos"

Sato Diaz

2017 09 18 01 David FernandezDavid Fernández lleva una agenda frenética. Está echando el resto en estos días previos al 1-O, cuando está convocado el referéndum de autodeterminación unilateral por el Govern catalán. Este exdiputado de la CUP, recordado por su cara a cara con Rodrigo Rato en una comisión de investigación del Parlament, en la que le llamó a la cara gángster, regresó después de su paso por la institución a los movimientos sociales en los que tantas luchas había llevado a cabo. Participa en la Coop57, periodista y escritor, colabora con diferentes medios de comunicación, especialmente con La Directa.

A pesar de que lleva meses sin dar una entrevista porque ha dejado la primera línea política, hace una excepción con El Salto para hablar sobre el proceso de autodeterminación catalán, cómo lo ve, qué anhelos le esperan después del 1-O, qué respuesta aguardan del Estado.

En el spot por el referéndum de la CUP, del que eres uno de los personajes protagonistas, dais por muerto el Procés porque “ahora comienza el mambo”. En resumen, ¿qué es procés y qué mambo?

El mambo es una contradanza y, como tal, es un sonido de libertad. Traducido en términos políticos es que estamos en un momento de confrontación democrática en el que nos jugamos cómo van a ser los próximos 30 años. Ahora hace falta la determinación y el coraje nacido de la fragilidad. En el debate asambleario con la productora Metromuster llegamos a la conclusión de que ahora se acaba el procesismo, entendido como el periodo dilatado de los últimos cinco, siete o diez años de lucha democrática por la libre determinación de este pueblo.

Estamos en el momento de materializar la voluntad mayoritaria de la sociedad catalana que es el referéndum, el poder votar, la gramática básica de la democracia, que es lo que intenta impedir el Estado. El proceso se ha acabado y estamos en la mayor crisis del Estado desde 1978, eso es así. Y esa entrada de Anna Gabriel en el spot demuestra la ilusión de lo que hoy nos estamos disputando en el sur de Europa, si los pueblos pueden o no decidir. Mariano Rajoy es tan lumbreras que ha convertido un debate sobre la autodeterminación en un debate sobre la democracia. Ahora comienza el mambo.

¿Cómo vives personalmente estos momentos, después de tantos años de procés?

Durmiendo poco… Con mucha calma, aprendiendo de la escuela fértil de la desobediencia civil. Rosa Luxemburg decía que lo más importante es mantener la calma, verlo todo como un todo y no perder nunca la tímida sonrisa. También estoy preocupado por la deriva del Gobierno, creo que estaba bastante contraprogramado que no iban a hacer nada antes de la Diada porque para ellos era contraproducente, pero teníamos claro que a partir del día 12 nos íbamos a encontrar con toda la fuerza de un Estado demofóbico. Sabíamos que tendríamos que responder con una red colectiva muy potente, vienen 15 días contingentes en los que nadie sabe exactamente qué va a pasar, pero sí sabemos que el factor de cambio y nuestra única fuerza son nuestros cuerpos. la gente, esa es nuestra arma. Ver las calles desbordadas en la Diada de gente muy diferente, plural, compleja y contradictoria, asumiendo que estamos desobedeciendo a todo un Estado… El triunfalismo no forma parte de mi cultura política, pero yo desbordé de decencia, de humildad y de dignidad y eso ya es inolvidable.

La pregunta del millón. ¿Habrá urnas y papeletas el 1-O?

2017 09 18 02 David FernandezSí, porque las pondrá la gente. La deriva que llevamos es una causa general contra el 75% de los alcaldes de Cataluña en primera instancia, ya que se han olvidado de 130 alcaldes más que por temas de formalidad no lo han comunicado. El 1-O se va a votar, si me dices si con velas o con luz, con qué garantías, dónde, cómo van a llegar las urnas… Todo eso no lo sé, pero la inteligencia colectiva de esta sociedad ha crecido mucho. El dilema es parecido al 1978, filosóficamente tenemos el mismo ruido de sables que entonces, pero tenemos que abrir por abajo lo que quieren cerrar por arriba. La alternativa a que no hubiera urnas sería un estado de excepción y creo que eso también sería desbordado por la gente, nuestra arma.

La Fiscalía interrogando a alcaldes, apercibiendo a la Sindicatura Electoral, el cierre de la página web del referéndum, las leyes del Referéndum y de Transitoriedad suspendidas por el Tribunal Constitucional, la suspensión de actos en Madrid, Gijón, Valencia… El Estado está echando el resto. ¿Tememos por los derechos civiles y las libertades democráticas, más allá de la autodeterminación?

Sí, claro. Y todo el cariño hacia la gente de ‘Madrid por el derecho a decidir’ que pretenden reducir todos los tópicos estúpidos que pretenden reducir esto a una confrontación identitaria catalano-española. Cuando se hace un escrito de Fiscalía prácticamente alegal, donde no hay ninguna orden judicial y se apercibe a cualquier actitud con trazo grueso que se relaciona con el referéndum, eso son los prolegómenos de un estado de excepción.

Hoy, aquí, se están limitando no sólo libertades y derechos civiles, sino también garantías jurídicas. La forma en la que se ha comunicado a las alcaldías que tienen que declarar también merece un análisis jurídico de cuáles son los roles de Fiscalía, autorizando a detenciones preventivas. No hay Estado de Derecho, hay derecho de Estado. Las transformaciones políticas se suceden siempre cuando el libro está abierto y la página en blanco, no sé cómo acabará esto, pero hay una oportunidad de ruptura democrática no sólo en Cataluña, también en el resto del Estado español. El debate catalán es global, o involución democrática o profundización democrática.

¿Qué implicaciones y complicaciones, prácticas y simbólicas, tiene el que los Mossos investiguen el referéndum?

Las tiene todas en la lógica dicotómica de dos legalidades, pero una sola legitimidad. El Parlament se obedece a sí mismo, una decisión democrática que da a toda la sociedad, a los del ‘sí’ y los del ‘no’, la oportunidad de expresarse. A veces parece que, en esta guerra mediática en la que hemos entrado, falta capacidad analítica. A mí me han reconocido directores de medios de comunicación españoles esta misma semana que el día 2 podemos hablar, mientras tanto propaganda.

Que los Mossos investiguen el referéndum en calidad de policía judicial es parte de la contradicción de las dos legalidades constituidas. Vuelvo a lo mismo, quien desencalla esto es la gente, como vienen a hundirnos y humillarnos, la clave es la gente. Esto va a ser contradictorio para muchos, venimos de unos trágicos atentados en Cataluña donde el papel de los Mossos ha sido muy bueno. No creo que la batalla se libre en qué hacen los Mossos, desde los movimientos sociales siempre se dice que un conflicto social nunca se gana policialmente.

Combatir la actitud represiva del Estado pasa por ir a los juzgados 200.000 personas, que nos juzguen a todos, no tienen campos de fútbol suficientes. Esta es la lógica más humanista de la desobediencia civil, pacífica y no violenta, asumimos las consecuencias de nuestros actos. Aquí hay 555 consultas auto organizadas por la gente en siete años, cuando has tocado una urna y estás organizado ya no tiene vuelta atrás. El problema del Estado es que piensa en el 1-O y no en el día siguiente. ¿Piensan que se van a evaporar dos millones de personas?

Desde la CUP siempre habéis tenido claro que “sin desobediencia no hay independencia”. ¿Crees que desde otros sectores del independentismo están dispuestos a llevar la desobediencia hasta el final?

Yo preferiría hacer un debate sobre por qué la independencia sí o no, qué supone la independencia con respecto a nuestra soberanía. Hay muchas veces que los campos de disputa ya no los escogemos. Queríamos debatir sobre la independencia y el Estado nos ha impuesto el debate sobre democracia sí o no. Nuestra desobediencia civil se está convirtiendo en una imposición que nos hacen desde el Estado. Nosotros le llamaremos desobediencia civil, otros le llamarán dignidad democrática y otros de otra manera, pero el hecho es que nos estamos reafirmando. No hay que perder el sentido del humor ni en los momentos más grises, si a mí me dicen hace años que un president iba a trolear al Gobierno del Estado por Twitter, no me lo creería, lo digo con respecto a lo de la página web.

¿Qué estrategias de desobediencia civil planteáis que se puedan contar?

2017 09 18 03 David FernandezLa estrategia es poner las urnas haciendo lo posible e imposible, yendo hasta el final en esa determinación. Estoy convencido, y no sólo es convicción, de que va a haber urnas democráticas, pero también que serán clandestinas prácticamente. Quien tiene problemas no es quien quiere poner urnas, es quien las quiere prohibir. Como activista y después de tantas asambleas, sería muy atrevido decir qué va a ocurrir. Lo que va a desencallar esta situación es la fortaleza de la gente en sus convicciones democráticas, por eso creo que el Estado ya ha perdido.

Veremos qué pasa el 2 de octubre, a ver si es Rajoy, con su brillante inteligencia política, quien no está en la Presidencia del Gobierno. Esto me parecería una constante histórica también, las repúblicas proclamadas en Cataluña han ido proclamándose consecutivamente por el resto del Estado. Como decía el ilustre dibujante Mauro Entrialgo, la última vez que intentaron detener a 800 de golpe se acabó la mili. Yo creo que estamos a las puertas de un estado de excepción, pero creo que pase lo que pase esto es irreversible. Tenemos doble mayoría democrática, el 80% a favor del referéndum y el 50%, a día de hoy, a favor de la independencia.

Decías que preferirías hablar de por qué independencia sí o no, que echas de menos ese debate. ¿Por qué la izquierda independentista cree que es más fácil llegar a la justicia social fuera del Estado que dentro?

Soy de los que cree que la independencia no presupone nada, puede ser un espacio político que recupere y amplíe derechos o puede ser un land de Merkel sometido al neoliberalismo. Pero este es un proceso que, en el debate entre élites y democracia, retorna la palabra a la ciudadanía. Además, soy incapaz de disociar lo que estamos viviendo hoy de que Barcelona sea la ciudad que haya gestado la mayor manifestación en favor de los derechos de los refugiados, que sea uno de los espacios donde la PAH es más potente, donde hemos prohibido las balas de goma, hemos hecho una ley contra la homofobia, que Cataluña sea la única comunidad que ha declarado de plena nulidad los 61.000 procesos sumarísimos del franquismo…

¿Por qué no queremos estar en el Estado español? Es que es un Estado que en el 2017 sigue negando lo plurinacional, lo pluricultural… El Estado se construye desde una visión uniforme, controladora y desde la negación de los otros, y de ahí me quiero ir. Es que el Régimen del 78, que es contra lo que luchamos todos, es un régimen elitista, clasista, que se hace desde arriba para someter a los de abajo. Tampoco hay que olvidar que desde hace siete años este país está gobernado por una ley que no ha votado, que es el Estatut, que después de votarse aquí y allá y un referéndum, se lo cargaron. Además, desde el 2010, el Constitucional se ha cargado 35 leyes del Parlament catalán, como la prohibición del frácking, contra la pobreza energética… La intervención de la soberanía vía Madrid –que a mí no me gusta ese nombre, porque para mí Madrid es Vallecas, Malasaña, Isaac Rosa, sois vosotros– ha sido una constante.

Yo no soy nacionalista, no lo voy a ser nunca, soy independentista porque creo que el futuro de la sociedad catalana lo elegimos aquí. Para mí, el etnicismo no vale, el movimiento independentista catalán defiende la inmigración, Cataluña se ha construido a base de inmigraciones de Zamora, de Albacete y de multitud de países distintos. Aquí no hay chovinismo, aquí queremos contribuir humildemente a un debate global. Queremos generar un proceso emancipador de la sociedad y la soberanía es la herramienta.

¿Tiene problemas el independentismo, la izquierda independentista, en penetrar en el cinturón rojo de Barcelona, que luego fue naranja de Ciudadanos y después morado de Podemos?

2017 09 18 04 David FernandezNegaría el tópico de que la burguesía lidera el proceso. El único medio que va a publicar el anuncio del referéndum es Radio La Mina, barrio obrero de la periferia de Barcelona. Ese tópico de que el obrero no vota independencia creo que es mentira, el 42% de la afiliación de CC OO en una encuesta interna apuesta por la independencia y otro 42% por el federalismo… Y luego, la CUP también está ahí, la CUP gobierna en Badalona, en Ripollet, en Cerdanyola, en Sabadell…

Eso está ahí, es el cinturón rojo. Otra cosa es la exclusión permanente de las clases populares de este país a su derecho a decidir de cualquier cosa. Pero es que eso es el Régimen del 78, no es atribuible al procés, y es un reto del independentismo, lo tengo clarísimo, que no siga pasando. Eso es fruto de la red clientelar que sobre todo el socialismo controló durante muchos años. Ahí entra esa división etnicista.

La CUP es un instrumento de las clases populares en defensa de derechos democráticos, sociales y nacionales. Es una constante histórica, este país sólo ha avanzado en derechos democráticos, sociales y nacionales cuando esa periferia ha irrumpido, como en la República, la huelga de la Canadiense, la huelga de los tranvías, la lucha de antifranquista… Eso no quita a que no vea lo que hacemos mal. Hay exclusiones, esos catalanes nuevos, la nueva inmigración no podrá votar en el referéndum, la Ley del Referéndum no les protege, por temas jurídicos vale, pero es una exclusión y eso hay que solucionarlo. Siempre tenemos que ponernos deberes.

Desde muchos medios de comunicación españoles se está apelando al patriotismo, un patriotismo que genera catalanofobia. ¿Cómo se puede combatir esto?

No se puede funcionar por lógicas binarias, España son muchas cosas, Cataluña y Europa también. Esa confrontación forma parte de la lógica del nacionalismo español, del nacionalismo del Estado. Creo que hay que fomentar el respeto entre todas las culturas, siempre lo he dicho y lo reivindico, en mi vida cotidiana es así. Cuando dicen que otra forma de relacionarse es posible, yo lo vivo así. En la lógica La Directa-Diagonal o El Salto, en la COOP57, en la Coordinadora contra la Tortura de la que forman parte 58 entidades. En todos estos espacios me siento en casa, vaya donde vaya.

Lo más insensato y lo que más hiere son los medios de comunicación, las palabras no son inofensivas. Los discursos del odio son fáciles de detectar dónde empiezan, pero nunca sabes dónde acaban. Entonces, creo que es una auténtica irresponsabilidad y hay que abogar siempre por el entendimiento entre los pueblos. La CUP ha insistido mucho y volvemos a insistir en que nuestro único adversario es el Estado, no es ningún pueblo ni cultura de las que conforman el Estado español, eso es el abc republicano, es así y va a seguir siéndolo.

En el vídeo de “Mambo” sale Antonio Machado, nosotros reivindicamos a Lorca, a los comuneros. Yo aprecio de España muchas cosas más de las que combato, el único adversario es el Estado, el nacionalismo de Estado. Esto va de soberanía, democracia y respeto, no de identidades cerradas. En el independentismo puede haber una minoría, glándula hipertrofiada del discurso nacional, nadie está exento en su país de estas cosas, pero eso está mayoritariamente desactivado. El charnego nace del nacionalismo identitario catalán y ahora nos llaman charnegos los de ‘Ok Diario’ y Federico Jiménez Losantos, eso tiene mucha poesía. Aquí hay orgullo de ser charnego. El hecho nacional básico que define a Cataluña es la inmigración, eso es un dique de contención básico.

¿Qué le pides a la izquierda española y a los movimientos sociales hoy, con la que está cayendo?

Recuerdo un artículo precioso de Isaac Rosa que decía “no nos dejéis solos”. Ahora es al revés, ante la actitud de Rajoy, no nos dejéis solos. La lógica autoritaria, represiva, que viene contra la sociedad catalana ya está replicando en Madrid y son los mismos. Les pediría lo mismo que les pedí cuando nos encontramos en las plazas, acabar con el Régimen del 78 y abrir los candados, que aquí estamos a punto de abrirlos. Les pediría que las lógicas democráticas denuncien a las lógicas represivas y autoritarias, que no dejen de ser críticos, que vayan a la raíz de lo que pasa en Cataluña. Contamos con ellos, que los lazos por la lucha por las soberanías en el Estado español son muy largas, y después del Estado español nos queda la Unión Europea, tenemos mucho trabajo conjunto por delante. Que no se pongan de perfil y que no callen, nos necesitamos mutuamente. Esta situación es la mayor deslegitimación civil del Régimen del 78, en Cataluña estará en torno al 80 o 90 por ciento. Les invitamos a que se unan a la fiesta, el mambo es un baile por la libertad y queremos bailar con ellos.

Supongamos que el Estado consigue parar el referéndum ¿Cree que el independentismo se reactivaría con más fuerza o que, por el contrario, se debilitaría?

En la dialéctica de los procesos políticos y de las prácticas autónomas de los movimientos sociales, que es una gran escuela emancipatoria, tienes tres esquemas: se puede ganar, empatar o perder. Perder no vamos a perder, por la determinación de esta sociedad, por los diez años de agregación colectiva. Rajoy está consiguiendo, además, que crezca el independentismo. Perder no puede pasar, a no ser que sea por una estrategia represiva directamente de estado de excepción, o lo prohíben todo o no se para. Incluso prohibiéndolo todo, creo que el control de un territorio donde al menos un 50% de la sociedad es una comunidad política en resistencia, eso es lo que somos, es imposible. El empate es lo que más aburre, otra Transición no, por favor. Hay una cosa que se habla poco, la legitimidad de la estrategia represiva del estado no tiene en Cataluña más que un 3% de apoyo.

Pablo Iglesias dice que la forma de que haya un referéndum con garantías en Cataluña es echando a Rajoy del Gobierno. ¿Qué opina?

2017 09 18 05 David FernandezNiego la mayor. Se supone que veníamos a superar el Régimen del 78, pues eso hacemos. Con todo el cariño que tengo a los compañeros de Podemos y a lo que representan, además de muchas discrepancias, me parece indecente el argumento. Tiene una lógica partitocrática, cuando ganemos nosotros lo solucionamos todo, después asaltamos los cielos y después nos damos una hostia en el suelo de órdago. Además, es una lógica subordinada y dependiente. Los procesos de liberación los protagoniza la gente, con solidaridad, empatía, lo que haga falta, y trabajo en común, pero decirme a mí que vote o no…

Además, cuándo va a pasar. Vemos los límites y las posibilidades de lo que significa Podemos, e incluso con el factor del límite del 20% es algo importantísimo y necesario en el Estado, pero es que nosotros no vamos a pedir permiso para ser libres ni al Estado ni a Podemos. Con todo el cariño. Me gusta muy poco cuando oigo a Monedero diciendo el argumento de Rajoy, que llevamos 500 años juntos. Hombre, Juan Carlos, juntos, juntos, a bofetadas, eso no es juntos, es sometidos. Apreciando la posición de Podem Catalunya y el anuncio de Ada Colau de hoy [la alcaldesa de Barcelona anunció ayer día 13 que en Barcelona se votará "sin poner en riesgo a los funcionarios ni las instituciones", en relación la izquierda estatal me parece muchísimo más consecuente, honesta y coherente las posiciones expresadas por buena parte del movimiento libertario catalán, desde espacios como Embat.

Se critica la falta de apoyos internacionales que tiene el referéndum y el proceso hacia la independencia…

Siempre digo, para cabrear a la derecha catalana, que el apoyo más claro al referéndum es el de la izquierda global, el Foro Mundial de Sao Paulo, que reúne a todas las fuerzas de izquierda del mundo, por ejemplo. En la campaña en la que estoy involucrado ‘Let Catalans Vote’, la mayoría de las voces que hay ahí son de izquierda, Angela Davis, Vigo Mortensen, Darío Fo, Silvio Rodríguez… Creo que los Estados buscan los apoyos de los Estados y la gente los de la gente.

Ahora me ha tocado compartir espacios en cancillerías internacionales y todos te reconocen en privado lo que te niegan en público. Dicen que no harán nada hasta que lo materialicemos. Hay un eje anglosajón bastante autodeterminista, un eje nórdico que se manifiesta en términos de la resolución democrática de los conflictos y luego el centroeuropeo, que no quiere que los pueblos del sur hablemos. Pero Alemania es Merkel, pero también Die Linke o los verdes, que están a favor del referéndum. Tengo la sensación de que le están diciendo al Estado español que tenga cuidado con lo que hace, que no se pase..

Si se proclamara la independencia y la República Catalana, se iniciaría un proceso constituyente. ¿Cómo debe ser este proceso según la CUP?

Es un debate interesante, primero por la autocrítica, ya que la CUP pidió que el debate se iniciara tras el 27S, que todos estos meses hubieran sido un proceso preconstituyente. El proceso debe ser dando la voz a la ciudadanía. Hay procesos muy interesantes, como los latinoamericanos, tan apartados desde la mentalidad neocolonial europea, que son referente por el protagonismo de la gente. Dependerá todo, por supuesto, de la correlación de fuerzas en las Cortes Constituyentes y de ahí saldrá el color del refugio democrático que estamos constituyendo. Yo pondría como ejemplos el programa social de la resistencia de De Gaulle de 1944 y el de los exnazis de la CDU de 1950, porque hoy serían de izquierda radical. Garantizan escuelas, hospitales, democracias… Son una socialdemocracia radicalizada, y es que lo más incompatible hoy con el Estado de Derecho es el capitalismo, está cada día minando derechos.

Yo cuando lucho contra el capitalismo es por una reflexión antropológica, yo ya no sé si lucho por la revolución o contra la involución. Sánchez Ferlosio decía que vendrán tiempos malos y nos harán más ciegos, y tiempos ciegos que nos harán más malos. Debemos construir un proyecto emancipatorio para las mayorías, respetando minorías y con conciencia de los límites ecológicos.

Será un periodo de cohabitación de tres democracias, la representativa, participativa y directa. En un periodo de transición postcapitalista, el Estado, la economía pública hay que recuperarla y en ella no puede entrar el mercado, me refiero a la Sanidad, la Educación… Después habrá una economía de mercado regulada, antiespeculativa. Y un tercer pilar, que hoy supone el 8% del PIB en Cataluña, la matriz cooperativa, la economía social y solidaria, que es en la que más creo.

En este proceso estáis al lado de los compañeros convergentes. Siempre han tenido buenas relaciones con países como Israel o Marruecos. ¿La República Catalana, surgida de un proceso de autodeterminación, debe mantener estas relaciones con países que niegan este derecho a los palestinos o saharauis?

Esto habrá que evitarlo con memoria, a ver si vamos a hacer una transición como la del PSOE, que decía Sáhara sí hasta que se hizo amigo de Mohamed VI. Siempre hablamos de que queremos contribuir a la resolución pacífica de conflictos, por eso habrá que tener muchas alertas en nuestros futuros gobiernos. Este proceso nos ha puesto a la izquierda independentista al límite de la contradicción, en el soberanismo hay proyectos políticos muy diferentes, pero, a la vez, es nuestra fortaleza. ¿Cómo es posible que el Estado español haya puesto a gente tan dispersa de acuerdo en algo? Por su demofobia. Todo esto se tendrá que ver en el debate constituyente, que no se podrá hacer con siete magníficos en un privado de un restaurante. Queremos que la gente participe en este debate y dudo mucho que en un referéndum democrático la gente decida colaborar las élites que oprimen a pueblos en otros lugares.

Como activista social y también como exdiputado, te quería preguntar por cómo ves esa dicotomía entre las calles y las instituciones. Desde la izquierda siempre se apela al trabajo conjunto con los movimientos sociales, pero no se acaba de alcanzar…

Las instituciones son un instrumento más para lograr el cambio, pero ni mucho menos el único. La lógica de las instituciones te absorbe. Después del 15M, ¿dónde estamos en la calle? Tenemos que hacer esa reflexión crítica. Ya que hablamos de cambiar el Régimen del 78, hay unos límites estrictos de lo que se puede cambiar desde dentro, y son muy pequeños. Soy una persona que conoce el PCE, la lucha obrera, el independentismo, y tengo que decir que Podemos me recuerda al PCE, y no al mejor PCE de la lucha antifranquista. Creo que en ese conflicto entre calle e institución es fundamental la autonomía de los movimientos. Puedo hablar por voz propia, por la lógica zapatista de la rotación de cargos públicos de la CUP, mi máxima alegría no fue ir al Parlament, sino volver a los movimientos, lo del Parlament fue un susto. No nos centremos sólo en las instituciones, no caigamos en lo peor de la cultura del 78.

15/9/2017

elsaltodiario